SOBRE EL AUTOR

Diego Méndez
Diego Méndez es estudiante de Periodismo, UNIACC. Pasante de Radio UNIACC.
Muchas veces vamos al cine por el elenco antes que por la trama. Hay actores por los cuales sentimos una debilidad especial y, al ver su rostro en el póster promocional de un nuevo largometraje, simplemente nos lanzamos a verlo, sin pensar demasiado en si será bueno o malo.
En mi caso, uno de los actores con los que me pasa eso es Al Pacino. Siempre que veo su nombre en el elenco de algo, sin importar lo que sea, me lanzo a verlo. Esto me ha dado tanto sorpresas (Serpico) como decepciones (Jack y Jill).
Ahora bien, ¿Dónde cae Exorcismo El Ritual?
Estrenada el 31 de julio en Chile, la cinta intenta capturar la historia real que inspiró la mítica El Exorcista (1973). Con esta premisa, se generan grandes expectativas: no solo porque busca retratar uno de los sucesos más importantes en la historia paranormal —el exorcismo de Emma Schmidt—, sino porque cuenta con actores de la talla de Patrick Fabian (Howard Hamlin en Better Call Saul) y, cómo no, Al Pacino, un actor que, por sí solo, promete.
Sin embargo, con unos zapatos enormes que llenar, David Midell nos presenta 98 minutos de repetitividad, clichés y planos que te marean (pero no en el buen sentido).
¿Conoces el meme que dice que una película no te da miedo hasta que aparece el texto “Basado en hechos reales”? Pues “Exorcismo El Ritual” usa este recurso al menos tres veces.
La estructura de la película es bastante predecible: conversación, el protagonista lidiando con sus problemas de fe, una sesión de exorcismo con la música chirriante de siempre (un crescendo de violines disonantes) y el jumpscare que ya te veías venir. Y vuelta a empezar.
A esto súmale una cámara que, literalmente, no sabe quedarse quieta. Los planos son caóticos, pero pareciera que de manera inintencionada. El camarógrafo parece jugar a distraerte justo cuando alguien habla; los cambios repentinos de foco terminan por sabotear un diálogo que, siendo honesto, no necesitaba ayuda para perder tu atención.
Esto empeora en las escenas de terror, porque los movimientos abruptos terminan ocultando lo que, en teoría, deberías ver. ¿Podría suponer que intentaron darle un aire de meta-documental? Tal vez. Pero tampoco es el caso, porque se mezcla con planos aéreos, primeros planos y toda la parafernalia audiovisual de una “película clásica”.

Lo que más me frustra es que, si la película hubiese sabido aprovechar a sus actores, podría haber sido disfrutable. Midell contaba en el elenco con Patrick Fabian, un actor capaz de hacerte odiar y comprender a un personaje a la vez (como nos pasa con Howard Hamlin), y con Al Pacino. Sin embargo, relegar a Fabian a cuatro apariciones y reducir a Pacino a un exorcista que se limita a sermonear sin explorar su personaje es un desperdicio lamentable.
Por su parte, Dan Stevens, en el papel del Padre Joseph Steiger, y Abigail Cowen, como Emma Schmidt, hacen un buen trabajo con lo que tienen, pero, al igual que el resto de la película, se pierden en medio de un relato que no logra sostenerse.
Se explora el tema del Padre perdiendo la fe y el de la joven poseída que no tiene a nadie en el mundo. Quizá, si el guión hubiese profundizado lo suficiente en eso, tendríamos algo interesante, pero solo se expone. Ni siquiera hablo de innovación en un tema ya tan gastado, solo que se cuente de forma satisfactoria.
Exorcismo El Ritual tenía todas las bases para ser una película disfrutable: historia con potencial, el impacto de los hechos reales y un elenco de primer nivel. Pero se ahoga a sí misma en una crisis de identidad, sin saber qué hacer con lo que tiene, y cuando intenta algo, lo hace mal o a medias. Sobra decir que no le hace ni sombra a la película de 1973. El epígrafe con el que se vendió el filme fue: “Debes tener fe”. Dejame decirte que este exorcismo no falla por falta de fe, sino por falta de dirección y convicción.